viernes, 22 de octubre de 2010


Zigzagueando el salado cause,
me dejo llevar por el correntoso lecho,
me dirige el instinto natural,
voy hacia mi sustento de vida.

Conservando el ritual de la pesca,
día a día sin cansancio y sin fatiga,
recogiendo carnada para cada ocasión,
transito en las madrugadas zanjones y lagunas.

Escucho a la naturaleza que me acompaña
y que con sus ecos marca
las horas y las estaciones
como un reloj inexorable.

Me conduce hacia la plenitud,
hacia la dicha,
hacia la aventura,
hacia la vida misma.

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