
Zigzagueando el salado cause,
me dejo llevar por el correntoso lecho,
me dirige el instinto natural,
voy hacia mi sustento de vida.
Conservando el ritual de la pesca,
día a día sin cansancio y sin fatiga,
recogiendo carnada para cada ocasión,
transito en las madrugadas zanjones y lagunas.
Escucho a la naturaleza que me acompaña
y que con sus ecos marca
las horas y las estaciones
como un reloj inexorable.
Me conduce hacia la plenitud,
hacia la dicha,
hacia la aventura,
hacia la vida misma.
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